Las tecnologías de viento y energía solar fotovoltaica han experimentado rápidas reducciones de costos y ahora pueden proporcionar electricidad a un costo cada vez mayor o inferior al costo de las fuentes tradicionales en un número creciente de países. Esto los hace más atractivos para los países que buscan satisfacer la creciente demanda de energía y descarbonizar su sistema energético al mismo tiempo.
Dado que las tecnologías de energía renovable variable (VRE) tienen ciertas propiedades únicas, integrarlas en sistemas de energía significa entender cómo se relacionan con otras partes de la red. El nivel de adaptación necesario para integrar eficazmente VRE también cambia a medida que se construyen más recursos de baja emisión de carbono. Hacer los cambios correctos cuando son necesarios evita tanto el gasto excesivo, los retrasos y protege la seguridad del suministro.
En este contexto, un nuevo informe sobre «Getting Wind and Sun onto the Grid» explica cuándo es probable que surjan ciertos desafíos relacionados con la integración de ERV y cómo resolverlos.
Mientras que la energía eólica y solar están despegando en muchos países, todavía hay algunos conceptos erróneos acerca de su fiabilidad. Por ejemplo, ¿las fluctuaciones de la producción eólica y solar necesitan una capacidad de «respaldo» de uno a uno? ¿Impone un alto costo en los generadores convencionales? ¿Es posible integrar la producción renovable variable si no tiene almacenamiento?
El nuevo informe muestra claramente que la integración de las tecnologías (VRE) requiere poco esfuerzo adicional, especialmente en la fase inicial de despliegue. La variabilidad de su producción es insignificante en comparación con las fluctuaciones de la demanda, algo que el funcionamiento del sistema eléctrico y los generadores convencionales han sido diseñados para tratar.
Con base en los sistemas de energía existentes, el informe identifica cuatro fases en la integración VRE, cada una con características específicas y prioridades operacionales. En la primera fase, el viento y la energía solar no tienen un impacto notable en el sistema, y la prioridad es comunicar claramente dónde y cuándo los proyectos solares y eólicos pueden conectarse, y qué requisitos técnicos deben cumplir estas plantas. En una segunda fase, a medida que crece su participación en la producción total de energía, el enfoque se centra en la gestión de los primeros casos de congestión de la red y en la incorporación de previsiones de generación de VRE en la programación y envío de otros generadores.
En las dos últimas fases, viento y solar comienzan a afectar a la red global y otros generadores. A medida que crece la proporción de VRE, los desafíos que enfrentan los sistemas de energía se relacionarán tanto con la flexibilidad del sistema -relacionada con la oferta y la demanda frente a una mayor incertidumbre y variabilidad- y la estabilidad del sistema- la capacidad de los sistemas de poder soportar perturbaciones en un Escala de tiempo muy corta.
El crecimiento continuo de la energía eólica y solar será una prioridad para los objetivos de descarbonización establecidos por el Acuerdo de París, que entró en vigor en noviembre de 2016. El calendario y la escala de los desafíos relacionados con la integración de ERV dependerán de las características de cada potencia individual sistema. Dado que muchos países están comenzando a introducir VRE, este informe se centra específicamente en la fase de despliegue inicial. Este informe ayuda a los responsables de la formulación de políticas y otros interesados a comprender cómo determinar cuáles son los retos que se pueden encontrar al introducir la energía eólica y solar y cuándo es probable que surjan. Más importante aún, sugiere las soluciones a mano en cada paso del camino a un sistema de energía más limpio, más resistente y – probablemente – más barato.
Más información | Agencia Internacional de la Energía
