En 2022, casi 8 de cada 10 hogares que podían recibir el bono social eléctrico no accedieron a esta ayuda, según el último informe de EsadeEcPol. La tasa de cobertura alcanzó solo el 24,5%, aunque es especialmente alta para familias numerosas, llegando al 45,5%. Sin embargo, el acceso es muy limitado para grupos vulnerables como jubilados con pensión mínima, con una tasa de apenas 9,2%.
Esta situación refleja una desconexión entre el diseño del bono social y su efectividad en atender a quienes más lo necesitan. Además, el bono social no siempre llega a las familias vulnerables. Entre los hogares de ingresos medios-altos con familia numerosa, más del 60% recibe esta ayuda, mientras que solo el 20% de los hogares de renta baja accede a ella.
Un contexto de pobreza energética creciente
La crisis energética ha agravado la situación de muchas familias. En 2023, uno de cada cinco hogares en España no pudo mantener una temperatura adecuada, que junto con Portugal son los países de la Unión Europea con un peor escenario. Además, uno de cada diez hogares experimentó retrasos en el pago de facturas. Este contexto destaca la necesidad urgente de mejorar la cobertura del bono social.
Los estudios indican que los factores más influyentes en la pobreza energética son los ingresos del hogar, el desempleo, el nivel educativo, la procedencia extranjera y la composición familiar. Estos datos refuerzan la importancia de enfocar las ayudas hacia quienes realmente las necesitan, como las familias monomarentales y los jubilados con pensiones mínimas.
El bono social eléctrico: un sistema mejorable
El bono social eléctrico ofrece un descuento en la factura para hogares con dificultades económicas. Para acceder a él, los hogares deben cumplir ciertos requisitos, como tener una renta baja, ser familia numerosa o estar formado por pensionistas con ingresos mínimos. El descuento varía entre el 25% y el 80%, dependiendo de las características del hogar, y en 2022 lo recibieron 1,4 millones de hogares.
Sin embargo, la cobertura del bono es insuficiente. Aunque ha crecido levemente en los últimos años, pasando del 22,6% en 2020 al 24,5% en 2022, sigue dejando fuera a la mayoría de los beneficiarios potenciales. Esta baja cobertura es especialmente preocupante en los grupos más vulnerables, como los jubilados y los hogares de renta baja.
Propuestas para mejorar el bono social
Para aumentar la eficacia del bono social eléctrico, proponemos varias reformas clave:
- Reducir las barreras de acceso: Actualmente, los hogares deben solicitar el bono a su comercializadora, lo que implica conocer su existencia y cumplir con trámites burocráticos. Se propone que las Administraciones Públicas asuman la responsabilidad de identificar a los beneficiarios potenciales mediante la coordinación con entidades como Hacienda y la Seguridad Social.
- Armonizar con otras ayudas: El bono social podría alinearse mejor con el Ingreso Mínimo Vital (IMV), ya que los beneficiarios del IMV deberían ser automáticamente elegibles para el bono sin necesidad de solicitarlo. Esta armonización reduciría la carga administrativa y aceleraría el proceso de concesión.
- Revisar los criterios de elegibilidad: Se recomienda introducir un límite de renta para las familias numerosas, asegurando que solo aquellas en situación de necesidad reciban la ayuda. Actualmente, el bono también llega a familias con ingresos medios-altos que no necesitan este apoyo económico.
- Políticas fiscales más integrales: En el largo plazo, podrían implementarse políticas fiscales más efectivas, como los impuestos negativos sobre la renta, que permitan abordar la pobreza de manera integral y sin tantos trámites administrativos.
- Mejorar el acceso a la eficiencia energética: Más allá de las ayudas económicas, es crucial que los hogares más vulnerables tengan acceso a equipamiento y estrategias de eficiencia energética. Las administraciones deberían ser proactivas en identificar a los hogares que más se beneficiarían de la rehabilitación, aislamiento o instalación de renovables.
Conclusión: una reforma necesaria para un futuro sostenible
El bono social eléctrico necesita una reforma que enfoque sus esfuerzos en los hogares vulnerables. Al reducir las barreras de acceso y mejorar la coordinación entre las administraciones, esta ayuda podría llegar a quienes más lo necesitan, garantizando un acceso más justo y eficiente a la energía. En el contexto de una crisis energética global y los esfuerzos por descarbonizar la economía, estas mejoras son esenciales para combatir la pobreza energética y construir un futuro más sostenible.