El impacto del crecimiento energético en el Sudeste Asiático
El Sudeste Asiático se está consolidando como uno de los mayores motores de crecimiento de la demanda energética a nivel mundial. Según un reciente informe de la Agencia Internacional de la Energía (AIE), esta región representará el 25% del crecimiento mundial en la demanda de energía entre 2024 y 2035, posicionándose solo por detrás de India durante este periodo. Este crecimiento exponencial está directamente vinculado a la expansión económica, el aumento poblacional y el desarrollo del sector manufacturero en países como Indonesia, Vietnam y Tailandia.
El aumento de la demanda energética plantea desafíos importantes tanto para la seguridad energética de la región como para los esfuerzos por alcanzar los objetivos climáticos internacionales. Según las proyecciones de la AIE, para mediados de siglo, la demanda energética del Sudeste Asiático superará a la de la Unión Europea, lo que coloca a la región en el centro de las discusiones globales sobre transición energética y sostenibilidad.
Las emisiones y el desafío climático
A pesar del crecimiento económico, el Sudeste Asiático se enfrenta a una amenaza significativa: el aumento incontrolado de las emisiones de dióxido de carbono (CO2). Según el informe, si las políticas actuales no se ajustan, las emisiones relacionadas con la energía en la región aumentarán un 35% hacia 2050. Esto representa un gran obstáculo para cumplir con los compromisos climáticos establecidos por los países miembros de la ASEAN, muchos de los cuales han fijado objetivos de emisiones netas cero para mediados de siglo.
Aunque la región ha avanzado en la adopción de tecnologías de energía limpia como la eólica, solar y bioenergía moderna, el informe señala que estas no están creciendo lo suficientemente rápido como para compensar el aumento en la demanda de electricidad. Uno de los factores que contribuyen a este incremento en el consumo eléctrico es el uso generalizado de sistemas de aire acondicionado, impulsado por olas de calor más frecuentes y prolongadas.
La urgencia de acelerar la transición energética
El informe de la AIE subraya que para evitar un aumento devastador de las emisiones de CO2 y para fortalecer la seguridad energética, el Sudeste Asiático debe acelerar la adopción de tecnologías de energía limpia. Esto incluye no solo aumentar la inversión en energías renovables como la solar y la eólica, sino también desarrollar la infraestructura necesaria para respaldar estas fuentes de energía de manera eficiente.
Actualmente, la región atrae solo el 2% de la inversión global en energía limpia, a pesar de representar el 6% del PIB mundial y albergar al 9% de la población global. Para alinear sus políticas energéticas con los objetivos climáticos, el nivel de inversión en energía limpia deberá multiplicarse por cinco, alcanzando los 190.000 millones de dólares anuales para 2035. Además, será crucial desarrollar estrategias para reducir las emisiones de las plantas de carbón, que siguen siendo una fuente significativa de electricidad en la región.
Modernización de infraestructuras eléctricas: un paso esencial
La expansión de la capacidad de generación de energía limpia debe ir acompañada de una modernización sustancial de las infraestructuras eléctricas. El informe destaca la necesidad de duplicar la inversión en redes eléctricas, pasando de 15.000 millones de dólares actuales a 30.000 millones anuales para 2035. Esto permitirá integrar una mayor proporción de energía renovable variable, garantizando la seguridad y estabilidad de los sistemas eléctricos en toda la región.
Asimismo, la cooperación regional será clave. Iniciativas como la Red Eléctrica de la ASEAN, diseñada para conectar los sistemas eléctricos de los países de la región, son cruciales para mejorar la integración de las energías renovables. Además, el desarrollo de microrredes basadas en energías renovables en islas y comunidades remotas ofrece una solución efectiva para atender las necesidades energéticas de áreas de difícil acceso.
Beneficios económicos y sociales de la transición energética
Más allá de los beneficios medioambientales, la aceleración de la transición hacia energías limpias también ofrece enormes oportunidades económicas para el Sudeste Asiático. Desde 2019, se han creado más de 85.000 empleos en el sector de energía limpia en la región, y el informe proyecta un aumento continuo en la demanda de mano de obra especializada a medida que se expanden las capacidades de fabricación y procesamiento de tecnologías de energía limpia.
Indonesia, por ejemplo, con sus vastas reservas de níquel, está emergiendo como un productor clave de baterías y componentes de iones de litio, fundamentales para la transición a la movilidad eléctrica. Del mismo modo, Vietnam, Tailandia y Malasia se han convertido en importantes actores en la fabricación de sistemas solares fotovoltaicos, compitiendo directamente con China en este campo. Estos avances consolidan al Sudeste Asiático como un actor crucial en la cadena de suministro global de tecnologías de energía limpia.
La cooperación internacional como motor de cambio
El informe de la AIE concluye que la cooperación internacional será esencial para que el Sudeste Asiático logre una transición energética exitosa. En un contexto de crecientes tensiones geopolíticas y riesgos climáticos, las alianzas a nivel regional e internacional pueden facilitar el acceso a la financiación y la tecnología necesarias para acelerar esta transición. La apertura de una oficina de la AIE en Singapur refuerza el compromiso de la agencia con la región, brindando un apoyo más cercano y personalizado a los países del Sudeste Asiático en sus esfuerzos por alcanzar sus metas energéticas y climáticas.