Catorce años después de recibir el visto bueno oficial, los científicos de ITER (International Thermonuclear Experimental Reactor) han comenzado a ensamblar el mayor reactor de fusión nuclear, una máquina que buscará probar si la fusión nuclear, el proceso que alimenta al Sol, puede ser una fuente de energía segura y viable para Tierra.
El objetivo de la planta experimental es demostrar que la potencia de fusión se puede generar de manera sostenible y segura a escala comercial.
En el proyecto están implicados 35 países: China, los 27 miembros de la Unión Europea, Gran Bretaña, Suiza, India, Japón, Corea del Sur, Rusia y Estados Unidos. Cuenta con una inversión de 20.000 millones y proporciona energía limpia y sin emisiones de carbono. El proyecto está considerado como uno de los más grandes de nuestra era.
La máquina ITER se construirá a partir de aproximadamente un millón de componentes, y los experimentos iniciales comenzarán en diciembre de 2025.
La instalación está destinada a producir unos 500 megavatios de energía térmica, que se traduce en unos 200 megavatios de energía eléctrica si se opera de manera continua, o lo suficiente como para alimentar a unos 200,000 hogares.
En una cumbre del Consejo Europeo la semana pasada, los líderes acordaron continuar financiando ITER con € 5 mil millones del presupuesto a largo plazo del bloque, aunque los eurodiputados a principios de 2019 pidieron que el financiamiento supere los € 6 mil millones.