DNV GL ha publicó un informe en el que afirma que 2019 fue el pico de la era de los combustibles fósiles. Este pico de consumo de combustibles tiene consecuencias dramáticas para los mercados financieros y los responsables de la formulación de políticas, y da nuevas esperanzas de que podamos lograr los objetivos del Acuerdo de París.
DNV GL publica cada año el informe las Perspectivas de la transición energética, con una visión de la oferta y la demanda de energía hasta 2050. Su perspectiva tiende a ofrecer un contrapeso útil frente al punto de vista del sector petrolero que lógicamente es predominante, y en 2019, por ejemplo, argumentaron que la demanda de combustibles fósiles alcanzaría su punto máximo en 2027. Los impulsores del cambio son el crecimiento de las nuevas tecnologías energéticas de los vehículos eléctricos, la energía solar y eólica, en las curvas de aprendizaje de los precios en rápida caída.
En 2020, DNV GL ha tenido en cuenta el impacto de COVID y sus conclusiones son radicalmente diferentes. Argumentan que COVID tendrá un impacto permanente en la demanda de combustibles fósiles y que adelantará los picos de demanda esperados hasta 2019. Señalan que, por lo tanto, 2019 fue el pico de demanda de combustibles fósiles, pico de demanda de petróleo y pico de emisiones del sector energético. . No debería sorprendernos demasiado esto; como señalamos en mayo de este año, los shocks cíclicos tienden a adelantar cambios estructurales .
Un enfoque de Carbon Tracker durante muchos años ha sido las consecuencias del pico de demanda en los mercados financieros invertidos en un enorme sistema de combustibles fósiles preparado para décadas de crecimiento. La demanda máxima significa exceso de capacidad y precios bajos, significa activos varados y empresas varadas, significa una reestructuración de lo viejo y un nuevo mundo brillante de oportunidades para lo nuevo. Un vistazo al bajo rendimiento del sector energético durante los últimos años muestra que los inversores son muy conscientes de los crecientes riesgos.
El pronóstico de DNV sobre el pico de combustibles fósiles da esperanza a aquellos que desean lograr los objetivos del Acuerdo de París de mantener el aumento de la temperatura global en este siglo muy por debajo de los dos grados. En sus pronósticos centrales, DNV GL señala que el mundo todavía está en camino de 2.3 grados de calentamiento para fines de siglo. Pero también señalan que ahora tenemos las soluciones tecnológicas para llegar a menos de dos grados. Lo que se necesita ahora es más voluntad política, para impulsar el cambio más rápido y compensar el fracaso del mercado en poner precio a las externalidades. A medida que emprendemos el camino del cambio, es probable que las soluciones políticas resulten más fáciles de implementar.
Y donde DNV GL lidera, es probable que otros pronosticadores lo sigan a medida que incorporan el impacto de COVID en sus números, y los mercados responden a medida que se vuelve cada vez más claro que el futuro sistema energético se basará en nueva tecnología. Los gobiernos que priorizan los intereses económicos, ambientales y de salud pública de sus poblaciones solo tienen una opción: reconstruir mejor alineando el gasto de estímulo con los objetivos del Acuerdo de París.
Fuente | Carbon Tracker
