Resultados más predecibles para proyectos de eficiencia energética

ICP Europe aporta la tan necesitada normalización de los procesos para llevar a cabo proyectos de eficiencia energética. Los promotores que usan su certificado han comunicado ahorros muy parecidos a sus predicciones iniciales y han reducido los costes de inversión en el proceso.

Cualquier persona o empresa dispuesta a invertir en proyectos de eficiencia energética ha oído hablar de lo que las partes interesadas denominan «riesgo de rendimiento». Incluso existe un refrán en los Estados Unidos: «mide y paga o estima y reza». Tal como explica Jorge Rodrigues de Almeida, fundador y director general de RdA Climate Solutions (sitio web en portugués): «En realidad, eso significa que esperamos un resultado, pero carecemos de normas para medirlo».

Almeida conoce muy bien este problema. Durante años ha asesorado a gobiernos y grandes industrias sobre proyectos de energía sostenible. También ayudó a conformar el Investor Confidence Project (ICP). ¿Su objetivo? Normalizar la manera en que se desarrollan, documentan y miden los proyectos de eficiencia energética.

ICP Europe tomó forma en el marco de dos proyectos diferentes: ICPEU y I3CP (Industrial and Infrastructure Investor Confidence Project). Mientras que el primero se centró en los edificios, el segundo puso el foco en proyectos de infraestructuras para la industria. Ambos siguen padeciendo las discrepancias entre las mejoras previstas en cuanto a la eficiencia energética y el rendimiento real.

«Hemos desarrollado protocolos normalizados y herramientas relacionadas, como las especificaciones para el desarrollo de proyectos, un índice de los recursos nacionales y plantillas para proyectos de eficiencia energética en los edificios, la industria y las infraestructuras. En cuanto al segundo, nos centramos concretamente en el alumbrado de las calles y en proyectos para la industria», afirma Almeida.

En mayo de 2017, cuando se inició el proyecto, la idea de que la normalización del desarrollo y la documentación podrían reducir el rendimiento y los costes de transacción parecía algo más bien abstracto. Sin embargo, al acabar el proyecto ICPEU, el proveedor de reaseguros y seguros mundiales Munich Re lo aceptó y empezó a ofrecer tarifas de seguros más bajas para aquellos proyectos con certificado ICP.

De normas comunes a proyectos con éxito

Desde entonces, los proyectos con la certificación «Investor Ready Energy EfficiencyTM» de ICP se han ido acumulando. En Liverpool, un proyecto de 13 millones de libras esterlinas (14,5 millones de euros) logró mejorar la eficiencia energética y disminuir las emisiones de CO2 de tres hospitales locales del Servicio Nacional de Salud del Reino Unido. Entre las readaptaciones se encuentran nuevas plantas de generación termoeléctrica que se alimentan con gas, nuevas unidades de velocidad variable para motores, optimizaciones de plantas y un exhaustivo programa de renovación del alumbrado. «Este proyecto ofreció unos ahorros garantizados de 14 500 000 kWh por año, lo que supone unos ahorros anuales de 1,85 millones de libras esterlinas. Se trata de un ahorro energético promedio del 50 % y un ahorro promedio de carbón del 33 %», indica Almeida.

Las medidas de ahorro energético aplicadas en el centro de producción de GOURMET en Viena son otro ejemplo de un proyecto fructífero gracias al certificado ICP. Estas medidas, que incluyen la reutilización del calor residual de dos plantas de refrigeración rápida para contribuir a la demanda de calefacción de tres sistemas de ventilación, deben permitir un ahorro energético anual de 635 MWh en gas natural y 135 MWh en electricidad. Asimismo, la inversión será rentable después de 6,3 años.

Lograr dicha normalización fue el mayor desafío que afrontó el consorcio, tal y como señala Almeida. «Los países de la Unión Europea tienen diferentes normas para desarrollar proyectos de eficiencia energética. Tuvimos que identificar todos los requisitos, marcos y normas jurídicas y plasmarlos en nuestro propio proceso. Curiosamente, nadie había hecho eso antes».

Los promotores del proyecto representaron otro de los obstáculos. «Creían que su manera de desarrollar un proyecto era única y que los diferenciaba de la competencia. La cruda realidad es que no suele ser así», afirma Almeida. El equipo descubrió que, normalmente, se trataba más bien de un proceso descontrolado y sin documentar que implica el uso de muchas hojas de cálculo, modelos y cálculos por separado: una combinación perfecta que genera errores y una brecha de rendimiento.

«Se trata exactamente del mismo problema que afrontaron los primeros proyectos para parques eólicos», añade Almeida. «Cada promotor tenía su propia manera de evaluar los proyectos hasta que la industria y los inversores se reunieron para desarrollar una metodología normalizada. Todavía no hemos llegado a ese punto con ICP, pero hemos dado un gran paso hacia delante».

Los primeros promotores del proyecto que consideraron a ICP como una complejidad suplementaria, ahora parecen estar de acuerdo, mientras que el sector financiero lo aceptó de inmediato como el enfoque adecuado. A pesar de que tanto ICPEU como I3CP actualmente están finalizados, el equipo del proyecto trabaja estrechamente para incorporar ICP a sus diversos procesos.

Fuente | Comisión Europea – CORDIS

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