Descubriendo el misterioso chip de Bill Gates

Hace poco fue el Día Mundial de la Eficiencia Energética. Como bien sabemos, cada día del año se ha elegido para recordar la necesidad de apoyar una u otra causa (a veces más de una). Algunas fundamentales, otras más triviales, pero aquellas relacionadas con el cambio climático, creo que es de las más importantes.

La COVID 19 ha puesto patas arriba nuestra sociedad y nuestra economía y, aparte de demostrar la enorme fragilidad de nuestro mundo y de nuestra economía, también nos ha mostrado lo peor y lo mejor de nosotros y de nuestras instituciones.

Ahora que la vacuna ya parece que se va implantando a un ritmo importante, quiero recordar ese bulo tan chusco y tan global que los negacionistas extendieron por todo el mundo: Bill Gates “quiere utilizar la vacuna para ponernos un chip que nos controle”. José Luis Mendoza, ni más ni menos que presidente de una Universidad Católica, vinculaba a Bill Gates con Satanás.

Si has llegado leyendo hasta aquí, te preguntarás, ¿qué tienen que ver la eficiencia energética y el chip de Bill Gates? He aquí la respuesta: uno de los hombres que desde los años 80 ha revolucionado la tecnología y contribuido de forma notable a que nuestra sociedad haya experimentado un cambio espectacular en temas de comunicación y que haya mejorado en muchos aspectos, Bill Gates, acaba de publicar un libro, un libro muy importante. Para mí, nacido en un mundo analógico, este es el chip que yo me he dejado inocular felizmente.

¿Y qué tiene que ver un libro titulado: CÓMO EVITAR UN DESASTRE CLIMÁTICO? Las soluciones que ya tenemos y los avances que aún necesitamos. En esta obra se acomete EL PROBLEMA FUNDAMENTAL: el cambio climático, sin más cuestionamientos ni dudas, es un hecho. Todas las acciones que la sociedad y todas las naciones, unidas en un objetivo común debemos acelerar para salvarnos y salvar a nuestros hijos del enorme desastre que se nos está viniendo encima. Las actuaciones en la mejora de la eficiencia energética, que entiendo son de sobra conocidas, son muy importantes, pero lo son más entendiendo el contexto y que son sólo una parte del histórico objetivo al que se ve enfrentada nuestra sociedad: Parar las emisiones rápidamente.

El hecho de que prácticamente la primera decisión del nuevo presidente de EEUU, Joe Biden haya sido volver a los acuerdos de París parece bastante elocuente.

Esta urgencia no está presente en la sociedad y no parece que haya mucho interés en que seamos conscientes de la situación de peligro que estamos viviendo. Por poner un ejemplo cinematográfico, es como en las películas de desastres globales e inevitables en las que se considera más conveniente no alertar a la población porque, al fin y al cabo, no hay nada que hacer, y evitamos el pánico. Muerte dulce.

            Tuve la suerte de conocer a Al Gore cuando estuvo presentando hace casi 15 años su “Verdad Incómoda”. ¡Y vaya si incomodaba! Pero lamentablemente incluso sus alarmantes pronósticos (en realidad del IPCC) ya los hemos superando ampliamente. Su punto rojo de 400 ppm de CO2 acumulado en la atmósfera, ya ha sido ampliamente superado y está en 418 este mes. Me temo que Al Gore no nos alarmó lo suficiente.

            Sugiero encarecidamente que leáis el libro-chip de Bill Gates. En él explica (ha contado con numerosos y reputados asesores) la interconexión de casi todos los problemas que inciden en el agravamiento de la situación, pero también da o sugiere soluciones. Algunas, afortunadamente ya existen, pero las tenemos que acelerar, y otras las tendremos que inventar. La buena noticia es que aún estamos a tiempo. La mala es que ya queda poco para pasar esa línea que se lleva anunciando hace décadas.

            Este libro nace cuando parece que podemos superar la enorme crisis de la COVID, y todas las grandes economías están anunciando inmensas cantidades de dinero para “rehacer” la economía. En este cometido, la inversión en eficiencia energética, como en tantos otros factores que ayudarán a frenar las emisiones, es determinante. En España debemos, además, recuperar la inversión en I+D y en industrias relacionadas. No basta con recordar este enorme problema un día. Es un trabajo de todos los días y de toda la sociedad.

Por Ernesto Macías, director general de SOLARWATT España.

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