La inversión anual en energía volverá en 2025 a niveles pre-covid tras el impacto inicial de la pandemia

El líder global del área de Energía y Materiales de la consultora McKinsey & Company, Thomas Vahlenkamp, y el director del Programa Energía y Cambio Climático del Real Instituto Elcano, Gonzalo Escribano, participaron hoy en la sexta edición del ciclo de conferencias Energy Prospectives, organizado por Fundación Naturgy y el IESE Business School, que inauguraron el presidente de Fundación Naturgy, Rafael Villaseca, y el associate dean for Executive Education IESE, Philip Moscoso.

Vahlenkamp, que asesora desde hace más de 20 años a clientes de las industrias energéticas, químicas y del transporte, explicó que “tras el impacto inicial de la pandemia en 2020 y 2021, las inversiones anuales en el sector de la energía a nivel mundial volverán a los niveles pre-covid en 2025”.

Thomas Vahlenkamp,  líder global del área de Energía y Materiales de la consultora McKinsey & Company
Thomas Vahlenkamp, líder global del área de Energía y Materiales de la consultora McKinsey & Company

Bajo el título “Transición, covid y estrategias de las compañías energéticas”, el socio de Mckinsey & Company afirmó que “la demanda de energía se espera que vuelva a niveles de 2019 en un plazo de entre uno y cuatro años, aunque no recuperará el mismo camino de crecimiento anterior”. “La recuperación de la demanda de electricidad y de gas será más rápida que la del petróleo, y el carbón continúa su descenso”, afirmó.

Según Vahlenkamp, “la demanda eléctrica se duplicará en 2050 y el 76% de la generación será renovable, incluyendo la generación hidráulica, con la solar fotovoltaica la cabeza”. “Las inversiones en renovables crecerán a un ritmo del 4% anual hasta 2035, aunque las inversiones en petróleo y gas ese año seguirán suponiendo más de la mitad de las inversiones”, explicó.

“La inversión en tecnologías de descarbonización como el hidrógeno, la infraestructura para el vehículo eléctrico y los biocombustibles, se triplicará de 2025 a 2035, pero aún representará sólo el 3% de las inversiones en 2035”, afirmó Vahlenkamp.

Sobre la demanda de hidrógeno, sostuvo que “se espera que se triplique aproximadamente hasta 2050 y que alrededor del 80% proceda de la electrólisis”. “El coste del hidrógeno verde va a disminuir rápidamente, impulsado por la reducción de los costes de inversión de los electrolizadores y el bajo coste de las energías renovables. Será competitivo en 2040 en la mayoría de los países y empezará a sustituir al gris a partir de 2030”, explicó.

Asimismo, el experto aseguró que “una trayectoria en la rentabilidad obtenida en las energías renovables y una clara estrategia de inversión son valoradas tanto en los mercados como en las recomendaciones a los inversores”.

El experto afirmó que “a pesar del incremento previsto de la electrificación y del hidrógeno, la mitad de las inversiones en 2035 todavía se harán en gas y petróleo”. “La demanda de gas es la única energía fósil que crece a nivel global en los próximos 10-15 años, será un 5-8% superior a la actual en 2050 incluso tras alcanzar su máximo a finales la década de 2030, a partir del momento en el que en el ámbito de generación de electricidad aportará flexibilidad”, según Vahlenkamp.

Vahlenkamp también se refirió al cambio climático: “Conseguir los objetivos de limitación del calentamiento global necesitaría, a nivel global, una mayor instalación de energías renovables, una disminución en la demanda de energía, y captura y usos de CO2”.

Geopolítica más compleja e incierta

En su análisis sobre las geopolíticas de la transición energética, Gonzalo Escribano, director del Programa Energía y Cambio Climático del Real Instituto Elcano, manifestó que “falta investigación para acotar la incertidumbre e incorporar las implicaciones geopolíticas de la transición en las estrategias nacionales y empresariales.

Según el experto de Elcano, nos encontramos en un momento de aceleración hacia una geopolítica más compleja e incierta. Según Escribano, “si verdaderamente se da una aceleración de las tendencias preexistentes al covid, esto nos va a llevar a una mayor complejidad geopolítica, porque ya no es solo del gas y del petróleo, sino que es la geopolítica del gas y el petróleo, de las renovables, del hidrógeno, de las interconexiones, de las redes”.

“Sabemos poco de la transición y de sus implicaciones geopolíticas. Sabemos que va rápido pero no hasta qué punto, y no tenemos mucho conocimiento sobre cuál va a ser la naturaleza precisa del paisaje geopolítico de las nuevas tecnologías como la del hidrógeno o la de un mundo 90% renovable”, explicó Escribano.

A esto hay que añadir que, en el escenario actual, “la aplicación de criterios de sostenibilidad implica un nuevo orden de mérito geopolítico, con un poder blando pero afilado”. “Las nuevas geopolíticas de la descarbonización también requieren gestionarse desde la seguridad energética y las nuevas gobernanzas”, afirmó.  En este sentido, recordó que “los drivers ESG ya cotizan en el mercado y también desde el punto de vista geopolítico; por ejemplo, para mayo o junio tenemos que tener una primera propuesta de ajuste de carbono en frontera y ya en 2021 el BEI no puede financiar infraestructuras fósiles”.

Escribano auguró la necesidad de que se creen “comunidades de red”, lo que implica “un cambio de la geopolítica basada en los recursos a otra basada en la gestión de redes y compañeros de capacidad”.  Y afirmó que el éxito será para aquellos “países que sean capaces de convertirse”.

En la apertura de esta sexta sesión de Energy Prospectives, Villaseca destacó la importancia de seguir debatiendo sobre el futuro del sector energético, en un momento en el que “la dependencia de la globalización sigue siendo un valor capital”. “El mundo de la energía está atravesando cambios radicales y oportunidades, entre las que destaca la transición energética basada fundamentalmente en la lucha contra el cambio climático”. “Todo ello está marcando la reordenación del sector y está condicionando las políticas macroeconómicas de recuperación como los fondos Next Generation de la UE”, según Villaseca.

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