La situación de la empresa minera SOMAÏR, filial de Orano con un 63,4% de participación, se ha agravado significativamente desde los anuncios realizados en julio. La mina de uranio en Arlit, Níger, enfrenta una crisis sin precedentes, que ha llevado a la suspensión de actividades. Esta realidad no solo afecta a la empresa, sino que también tiene consecuencias para la economía y la sociedad nigerina.
Un contexto difícil
Desde los acontecimientos del 26 de julio de 2023, que resultaron en el cierre del principal corredor de suministro y exportación, Orano y SOMAÏR han intentado establecer un diálogo constructivo con las autoridades nigerinas. A pesar de estos esfuerzos, la respuesta ha sido escasa. “La falta de comunicación con las autoridades es alarmante”, declaró un portavoz de Orano. Esta situación ha dejado a la compañía en una posición precaria, sin alternativas claras para exportar el uranio producido.
Medidas compensatorias y su impacto
Ante esta crisis, Orano y SOMAÏR han implementado varias medidas compensatorias para salvaguardar los empleos y mantener las instalaciones. Sin embargo, el tiempo se agota. La empresa ha dejado en claro que los recursos financieros disponibles se destinarán prioritariamente al pago de salarios y al mantenimiento de sus equipos industriales hasta finales de año. Esta decisión refleja un compromiso con sus empleados, pero también una lucha desesperada por la supervivencia.
La deuda de SOPAMIN: Un obstáculo adicional
Un factor que complica aún más la situación es la deuda acumulada por SOPAMIN, el accionista estatal de Níger con una participación del 36,6% en SOMAÏR. La falta de pagos durante los últimos 15 meses ha profundizado las dificultades financieras de la empresa minera. Esta inacción por parte de SOPAMIN es un claro indicio de la inestabilidad económica que enfrenta el sector minero en el país.
Consecuencias para la región
El impacto negativo de la crisis de SOMAÏR va más allá de las paredes de la empresa. Orano ha expresado su profunda preocupación por las repercusiones que esta situación podría tener en el desarrollo económico y social de la región. “El deterioro de SOMAÏR afectará a muchas familias y comunidades locales”, advierte un directivo de Orano. La suspensión de actividades no solo pone en riesgo los empleos directos, sino que también puede afectar a los subcontratistas y a la economía regional en su conjunto.
La crisis de SOMAÏR es un recordatorio de los retos que enfrenta el sector minero en Níger. A medida que Orano continúa buscando soluciones y alternativas, el futuro de la empresa y de la comunidad local pende de un hilo. La falta de respuesta por parte de las autoridades nigerinas y las dificultades financieras podrían llevar a un impacto irreversible en la región.