La discusión sobre el papel de la energía nuclear en el mix energético de España sigue generando controversia. La Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea) ha advertido recientemente que el plan del Gobierno de cerrar las centrales nucleares entre 2027 y 2035 podría tener consecuencias significativas en los precios de la electricidad y las emisiones de CO2. En su informe “Pasado, presente y posibles futuros de la energía nuclear en España”, trabajo realizado por el analista energético Javier Revuelta, se analiza cómo extender la vida útil de las centrales podría impactar positivamente en el sistema energético.
Contexto histórico y situación actual
La construcción de reactores nucleares en España comenzó en las décadas de 1960 y 1970, en un contexto de creciente demanda energética y alza de los precios de los hidrocarburos. Sin embargo, los planes de expansión se estancaron en los años 80. Actualmente, las plantas nucleares representan una parte crucial de la matriz energética debido a su capacidad de generar electricidad de manera constante y con bajas emisiones.
El Gobierno de España ha establecido un plan de cierre progresivo de las centrales, alineado con los objetivos de transición hacia energías renovables. No obstante, Fedea y expertos como Javier Revuelta, de la consultora AFRY, argumentan que la eliminación de la generación nuclear podría incrementar el precio de la electricidad en un 9% y aumentar las emisiones de CO2 un 15%.
Análisis de impacto económico y ambiental
“Extender la operación de las centrales hasta los 60 años podría reducir las emisiones y estabilizar los precios”, señala Revuelta. Los datos presentados por Fedea destacan que tras el cierre de las centrales nucleares, la producción mediante ciclos combinados podría crecer un 46%, generando una mayor dependencia de combustibles fósiles.
Aunque se ha previsto un aumento de la capacidad renovable, este no sería suficiente para cubrir la demanda en periodos sin viento o durante las noches. La producción nuclear, por su estabilidad, juega un papel esencial en la seguridad de suministro, un punto que Fedea subraya como vital para evitar volatilidades en el mercado energético.
Desafíos regulatorios y alternativas
Uno de los principales obstáculos que enfrenta la generación nuclear en España son las elevadas tasas e impuestos variables, que superan los 20 euros por megavatio hora (MWh). Estas tasas afectan la viabilidad operativa de las centrales, provocando reducciones de producción que pueden desestabilizar el suministro.
Revuelta sugiere que es necesario un “diálogo transparente” entre el Gobierno y las partes interesadas, considerando opciones regulatorias como los contratos por diferencias, que han mostrado éxito en otros países. También destaca la importancia de que los estudios prospectivos sobre el futuro de la energía nuclear sean realizados por instituciones independientes para garantizar objetividad.
Perspectivas futuras
El debate sobre el futuro de la energía nuclear no debe simplificarse a un conflicto entre renovables y nucleares, sino analizarse desde una perspectiva de complementariedad. La prórroga de la vida operativa de las plantas nucleares podría ser una solución intermedia que permita la estabilidad del sistema mientras se desarrolla y refuerza la capacidad renovable y de almacenamiento.
El cierre anticipado de las centrales nucleares podría acarrear consecuencias económicas y ambientales considerables. La extensión de su operación, acompañada de un marco regulatorio adaptado, podría contribuir a un mix energético más equilibrado y sostenible. La seguridad de suministro, la reducción de emisiones y la estabilidad de precios son factores que deben ser prioritarios en la transición hacia un sistema energético más limpio.