La Iniciativa Ibérica de Industria y Transición Energética, un esfuerzo intersectorial encabezado por McKinsey & Company junto con líderes industriales, ha identificado a España y Portugal como actores clave en la reconfiguración de la competitividad europea mediante la transición energética. La iniciativa fue presentada en el Foro Económico Mundial de Davos, donde se destacó el potencial de la región para atraer inversión y fomentar la reindustrialización.
Una posición estratégica para la industria y la energía
El informe subraya que la península ibérica cuenta con recursos energéticos y logísticos que la sitúan en una «posición única» para impulsar la producción industrial y reducir la dependencia de mercados externos. La combinación de infraestructuras modernas, acceso a energías competitivas y una localización estratégica refuerzan su papel como hub energético y manufacturero dentro de Europa.
Inversión y colaboración público-privada, claves del desarrollo
El desarrollo de proyectos energéticos y de infraestructuras requiere una colaboración estrecha entre los sectores público y privado. La Iniciativa Ibérica enfatiza la importancia de marcos regulatorios estables y mecanismos de financiación atractivos para acelerar la transición. En este contexto, España y Portugal han avanzado en la implementación de políticas que favorecen la inversión extranjera y el crecimiento de industrias de alto valor añadido.
Un modelo de referencia para Europa
Con la transición energética como motor de cambio, la península ibérica se posiciona como un modelo para otros países europeos. El desarrollo de nuevas tecnologías y la optimización de recursos permitirán no solo mejorar la eficiencia industrial, sino también fortalecer la soberanía energética del continente. En este sentido, los expertos reunidos en Davos coincidieron en que la región puede desempeñar un papel determinante en el futuro de la economía europea.
