En un discurso contundente durante la jornada ‘La transformación industrial hacia el Net Zero’, organizada por la Fundación Repsol, el consejero delegado de Repsol, Josu Jon Imaz, pidió a Europa actuar con urgencia y realizar un cambio radical en su enfoque de la política energética. Para Imaz, el continente ha estado centrado excesivamente en la descarbonización, descuidando otros factores cruciales como la competitividad, la seguridad de suministro y el coste de la energía.
La necesidad de un enfoque equilibrado: más allá de la descarbonización
Imaz expresó que Europa ha cometido un error al priorizar únicamente la reducción de emisiones de CO2, sin prestar atención a las consecuencias para la industria europea. Según el directivo, esto ha afectado la competitividad de las empresas del continente, que sufren las consecuencias de políticas que no consideran el impacto económico.
El consejero delegado propuso un modelo en el que se mida la huella de carbono de cada producto, desde su origen hasta el final de su ciclo de vida. Esto implicaría gravar productos según su huella de CO2, independientemente del lugar donde fueron fabricados. Así, Europa podría competir en igualdad de condiciones en términos ambientales y económicos.
Tecnología, no ideología
Imaz subrayó que la política energética europea ha sido dirigida desde la ideología, un enfoque que, en su opinión, debe ser sustituido por un mayor apoyo a la tecnología. Según sus palabras, Europa tiene el talento, la capacidad y la tecnología para lograr una descarbonización industrial que permita alcanzar los objetivos de Net Zero para 2050, siempre y cuando se permita a las empresas competir sin las actuales penalizaciones.
Citó los informes de los ex primeros ministros italianos Mario Draghi y Enrico Letta, quienes también proponen un cambio hacia un enfoque más tecnológico para lograr una transición energética eficaz.
Neutralidad tecnológica: el futuro es incierto
Imaz también criticó la falta de neutralidad tecnológica en las políticas energéticas europeas. Hizo hincapié en que no es posible predecir qué tecnologías serán las dominantes en el futuro, y que la ciencia y la tecnología evolucionan constantemente. Por ello, advirtió contra la adopción de decisiones que limiten las opciones tecnológicas en el largo plazo.
«Decidir hoy cuál será la cesta energética en 2050 es un error», aseguró, destacando la importancia de dejar que la tecnología evolucione sin imponer restricciones ideológicas.
Apostar por la industria para una Europa competitiva
Finalmente, Imaz defendió una apuesta decidida por la industria europea como única vía para lograr autonomía estratégica y garantizar la seguridad de suministro. La industria no solo proporciona empleo de calidad, sino que también es clave para la competitividad y el bienestar económico de la sociedad europea.