La Central Nuclear de Almaraz (CNA), que ha sido un pilar fundamental en la economía de su comarca y de Extremadura desde su inauguración en la década de 1980, enfrenta un futuro incierto ante la posibilidad de su cierre. Esta decisión no solo podría tener repercusiones económicas significativas, sino que también afectaría gravemente el empleo y la calidad de vida de miles de familias en la región.
La central como motor económico
La CNA ha sido una fuente clave de ingresos para los municipios del Campo Arañuelo. Según datos de la Agencia Tributaria, las localidades cercanas a la central destacan por sus altas rentas, con Almaraz y Navalmoral de la Mata liderando la lista en Extremadura. La renta media bruta en Almaraz es de 28.603 euros, situándose justo detrás de Cáceres. La contribución estimada de la CNA a la economía local asciende a 45 millones de euros anuales, y su impacto en el Producto Interno Bruto (PIB) de la comunidad autónoma es de 115 millones de euros.
El cierre de la central significaría perder esta importante inyección económica. En un momento en que muchas áreas de España enfrentan desafíos económicos, la pérdida de estos ingresos podría llevar a una crisis financiera en la comarca.
Impacto en el empleo
La CNA no solo proporciona una contribución económica sustancial, sino que también genera empleo. Casi 3.000 personas dependen de la actividad de la central, con más de 700 empleos directos que son de alta calidad y bien remunerados. El cierre de la central llevaría a una reducción drástica del empleo, afectando a miles de trabajadores y a las 70 empresas colaboradoras que dependen de su actividad. Este golpe al empleo podría traducirse en un aumento del desempleo en la región y, por ende, en un aumento de la migración de jóvenes en busca de mejores oportunidades.
Pérdida de población activa
Un estudio de la Asociación de Municipios en Áreas de Centrales Nucleares estima que, en caso de cierre, la población activa en el entorno de la CNA podría caer un 36%. Esto no solo afectaría la economía, sino que también tendría un impacto demográfico devastador, con proyecciones que sugieren la pérdida de uno de cada tres habitantes y un envejecimiento significativo de la población. Esta tendencia podría llevar a un círculo vicioso de despoblación y deterioro económico.
La necesidad de un debate informado
La situación de Almaraz resalta la importancia de mantener un debate informado sobre el futuro de la energía nuclear en España. La energía nuclear no solo es una fuente de electricidad limpia y abundante que abastece a cuatro millones de hogares, sino que también juega un papel crucial en la lucha contra el cambio climático, evitando la emisión de más de cinco millones de toneladas de CO2 al año.
La presidenta de la Junta de Extremadura, María Guardiola, ha expresado que “sin Almaraz, perdemos todos”. La CNA es un pilar fundamental para la soberanía energética del país y para la economía local. La posibilidad de perder esta instalación debería ser motivo de una reflexión profunda y un debate serio sobre el futuro energético de España.
El cierre de la Central Nuclear de Almaraz tendría consecuencias devastadoras para la economía y el empleo en Extremadura. Más allá de los números, está en juego el futuro de miles de familias que dependen de esta instalación. Es crucial que las autoridades y la sociedad civil analicen detenidamente las repercusiones de esta decisión antes de avanzar hacia un futuro que podría ser sombrío para la región.