El panorama de inversiones en energía eólica en México ha experimentado un notable crecimiento, alcanzando un potencial de 50 mil millones de dólares de aquí al año 2050, según las últimas estimaciones presentadas por Gerardo Pérez Guerra, presidente de la Asociación Mexicana de Energía Eólica (AMDEE). Esta cifra representa un aumento significativo en comparación con las proyecciones de hace un año, que oscilaban entre 36 y 40 mil millones de dólares.
Crecimiento del sector eólico en México
Este incremento se debe a varios factores, incluyendo las mayores necesidades energéticas del país, la orientación de la nueva administración hacia una política energética más abierta, y el creciente interés en proyectos de energía eólica marina (offshore), hidrógeno verde y almacenamiento energético. Pérez Guerra destacó que, aunque la regulación que permitió la llegada de empresas durante el sexenio de 2013 a 2018 aún está vigente, la política energética actual ha limitado el crecimiento esperado del sector privado en la última administración.
Durante la presentación del Congreso México Windpower 2024, Pérez Guerra contrastó las expectativas iniciales de crecimiento de 5 mil megawatts de capacidad instalada con los modestos 400 megawatts logrados en el actual sexenio. Sin embargo, el ejecutivo subrayó que las nuevas proyecciones apuntan a un incremento de 50 gigawatts en la capacidad instalada para 2050, lo que implicaría una inversión aproximada de mil millones de dólares por megawatt generado.
Impacto de la energía eólica en la economía y el medio ambiente
Este aumento en la capacidad de generación podría mejorar en un 80% la producción actual de energía eólica en México, lo que contribuiría significativamente a resolver dos problemas críticos: el déficit de generación de energía, que se ha manifestado en apagones durante los meses de mayor demanda, y el avance en los objetivos de transición hacia fuentes de energía limpias.
“El interés de grandes empresas internacionales por invertir en México es firme, especialmente en industrias que requieren un suministro energético 100% renovable, como Tesla. Sin embargo, para atraer y concretar estas inversiones, es crucial asegurar la disponibilidad de esta energía”, explicó Pérez Guerra. También mencionó el concepto de nearshoring, la relocalización de empresas en México, como una oportunidad para desarrollar proyectos de generación y transmisión de energía paralelamente a la construcción de nuevas fábricas.
Inversión en infraestructura de transmisión
Uno de los retos destacados por Pérez Guerra es la necesidad de inversión en infraestructura de transmisión, donde actualmente solo el gobierno federal, a través de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), ha invertido. Para evitar la saturación de las líneas de transmisión, se propone una mayor colaboración entre el sector público y privado.
“La inversión en transmisión debe crecer al ritmo de la generación. Actualmente, el sector público tiene un límite del 46% en la generación, pero es necesario que ese porcentaje se eleve al 100% para sostener el crecimiento necesario”, añadió.
Perspectivas futuras con el nuevo liderazgo en CFE
El nombramiento de Emilia Esther Calleja Alor como nueva directora de la CFE es visto con optimismo por el sector eólico, dado su conocimiento y experiencia en la Comisión. Ramón Fiestas Hummler, presidente del Comité Latinoamericano del Consejo Global de Energía Eólica (GWEC), resaltó la necesidad de que México acelere su desarrollo en energía eólica para ponerse al día con el resto del mundo y reducir sus emisiones contaminantes, recordando que 2050 es el año fijado para sustituir las plantas de energía fósil.
Por su parte, Catalina Delgado, gerente de asuntos regulatorios y gubernamentales de Invenergy, subrayó la importancia de la certeza jurídica para que las inversiones en energía eólica se materialicen en el corto y mediano plazo, algo que, según ella, no se ha garantizado durante el sexenio actual.