miércoles 9 - octubre 2024

McKinsey advierte de una nueva fase en la transición energética global

La transición energética enfrenta mayores costos, desafíos tecnológicos y un crecimiento complejo en la demanda energética global.

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McKinsey ha publicado su informe Perspectiva Energética Global 2024, revelando que la transición energética global ha entrado en una fase más compleja. Los costos en aumento y los retos tecnológicos se suman a la creciente demanda de energía, lo que podría ralentizar el ritmo de la transición hacia un futuro con bajas emisiones de carbono.

El informe destaca la necesidad de un replanteamiento de las estrategias energéticas actuales, incluyendo un enfoque más equilibrado entre los combustibles fósiles y las fuentes de energía renovable. McKinsey señala que para cumplir con los objetivos del Acuerdo de París, será crucial adoptar un enfoque más acelerado y ambicioso.

Proyecciones clave del informe

Según el estudio, se espera que la demanda mundial de energía crezca un 18% hasta 2050, impulsada principalmente por el aumento del consumo en economías emergentes como la ASEAN, India y Oriente Medio. Además, McKinsey proyecta que las energías renovables podrían representar entre el 65% y el 80% de la combinación de generación de energía mundial para 2050, dependiendo del escenario.

Sin embargo, la demanda de hidrógeno, que en años anteriores se preveía como un componente clave de la transición, podría ser hasta un 25% menor de lo esperado debido a un incremento de costos del 20%-40% y a la incertidumbre regulatoria en torno a su implementación.

El papel de los combustibles fósiles

McKinsey advierte que los combustibles fósiles seguirán jugando un papel significativo, representando entre el 40% y el 60% de la demanda de energía hasta 2050. Aunque se prevé que la demanda de petróleo disminuya gradualmente debido a la adopción masiva de vehículos eléctricos y el reciclaje de plásticos, los combustibles fósiles mantendrán una meseta de demanda durante la próxima década, en lugar de un pico.

Diego Hernández Díaz, socio de McKinsey, afirmó: «Para mantener la transición energética asequible, confiable y sostenible, es necesario tomar medidas urgentes. Aunque los objetivos de cero emisiones netas están aumentando, las tecnologías necesarias no están avanzando lo suficientemente rápido para cumplir con la creciente demanda».

Nuevos desafíos para la energía limpia

El informe también subraya que el desarrollo de tecnologías de energía limpia no ha avanzado al ritmo necesario para satisfacer la creciente demanda. Hasta ahora, las energías renovables han crecido principalmente en sectores donde el financiamiento y las políticas eran más favorables, pero enfrentarán mayores dificultades a medida que los desafíos financieros y logísticos limiten el acceso a capital.

Se estima que la inversión anual en activos físicos aumentará un 80% para 2040, lo que pone de relieve la importancia de garantizar que las soluciones bajas en carbono se escalen adecuadamente.

El precio del carbono y su impacto en la descarbonización

Otro punto crítico del informe es la constatación de que el precio global del carbono es insuficiente para impulsar la descarbonización necesaria en escenarios de transición más rápidos. McKinsey enfatiza que sin un aumento en el costo del carbono, será difícil alcanzar los objetivos climáticos establecidos en el Acuerdo de París.

En resumen, la Perspectiva Energética Global 2024 de McKinsey llama a la acción urgente y coordinada para enfrentar los crecientes desafíos de la transición energética, asegurando un camino sostenible y viable hacia el cero neto.

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