La eficiencia energética y sus múltiples beneficios son clave para las transiciones de energía limpia, apoyando a los países en sus esfuerzos por cumplir los objetivos climáticos y aumentar el acceso a los servicios energéticos.
Los gobiernos están intensificando los esfuerzos en materia de políticas de eficiencia energética, estableciendo objetivos y medidas más ambiciosos, como estándares mínimos de rendimiento energético.
Sin embargo, los indicadores de uso común, como la intensidad energética, no son lo suficientemente específicos para evaluar en profundidad el papel de la eficiencia energética. Esto se debe a que este tipo de indicador agregado está determinado por muchos factores adicionales no relacionados con la eficiencia energética, incluida la estructura económica, el tipo de base industrial, el tipo de cambio, la asequibilidad de los servicios energéticos, el tamaño del país, el clima y el comportamiento. Al utilizar datos desglosados en un análisis de descomposición, es posible aislar el impacto de la eficiencia energética y de dichos factores en el consumo total de energía.
Para respaldar este tipo de análisis, la base de datos de indicadores de eficiencia energética de la AIE proporciona datos desglosados de consumo de energía, emisiones y actividad por subsector y / o por uso final a nivel de país. La última actualización de la base de datos publicada hoy en paralelo con el lanzamiento de Energy Efficiency 2020 incluye datos anuales de 2000 a 2018 y una cobertura geográfica ampliada.
La base de datos de indicadores de eficiencia energética apoya a los países en sus esfuerzos por realizar un seguimiento de las mejoras de eficiencia en todos los sectores y usos finales, y para crear y evaluar políticas de eficiencia energética. La IEA está dispuesta a aprovechar este y otros esfuerzos existentes con países de todo el mundo para recopilar datos de uso final y desarrollar indicadores de eficiencia energética.