La industria electrointensiva española paga más del doble que la francesa por su consumo eléctrico, una brecha que amenaza con desindustrializar nuestro tejido productivo. La asociación AEGE denuncia que esta diferencia de precios compromete seriamente la competitividad de un sector clave para el empleo y la economía nacional.
España, desventaja energética frente a Francia
Según datos de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (AEGE), el precio medio de la electricidad para las industrias electrointensivas españolas ha sido de 90,09 €/MWh en lo que va de año, frente a los 35,38 €/MWh que pagan sus homólogos franceses. Esta diferencia del 154% no solo dificulta la planificación industrial, sino que coloca a España a la cola de Europa en competitividad energética.
En comparación, Alemania ha registrado un precio medio de 61,70 €/MWh, lo que también la posiciona por debajo de España, pero con una diferencia considerablemente menor. Esta brecha persistente refleja la falta de medidas estructurales para abaratar el coste energético en el entorno empresarial español.
Impacto directo en el empleo y la inversión
El coste eléctrico no es una cifra aislada: afecta directamente a la viabilidad de las plantas industriales, muchas de ellas ubicadas en zonas con menos oportunidades laborales. AEGE representa a compañías que sostienen más de 186.000 empleos entre directos, indirectos e inducidos, lo que pone en juego mucho más que el margen de beneficios.
La organización advierte de que, sin soluciones urgentes, la fuga de inversiones industriales será inevitable. Francia, por ejemplo, compensa parte del precio con energía nuclear subvencionada, lo que refuerza su atractivo para la industria.
El mercado eléctrico español, bajo presión
A pesar de las reformas y los mecanismos de ajuste, el mercado eléctrico español sigue sin proporcionar precios competitivos para la gran industria. AEGE reclama mayor transparencia y medidas como subastas de energía a largo plazo, acceso a fuentes de energía estables y mecanismos que igualen las condiciones con otros países europeos.
“La industria electrointensiva no puede competir si paga la luz al doble de precio que sus rivales”, subraya la asociación en su último informe. Esta presión estructural se suma a otros factores como la inflación, el coste logístico o la rigidez regulatoria.
La competitividad industrial en juego
El acceso a energía competitiva es esencial para sectores como el del aluminio, el acero o el químico. Todos ellos dependen de una alta demanda energética para mantener la producción activa. Si España no actúa, corre el riesgo de ver cómo estas industrias migran a otros países con entornos más favorables.
La energía no puede seguir siendo un lastre para la industria. Mientras otros países protegen a sus grandes consumidores, España continúa sin una estrategia clara de precios energéticos para el sector industrial.
Conclusión: necesidad urgente de una política energética industrial
La situación actual revela una falta de voluntad política para enfrentar el problema de raíz. La industria electrointensiva es estratégica para España, y su futuro dependerá de cómo el Gobierno afronte la reforma del sistema eléctrico y la negociación con Bruselas para aplicar mecanismos compensatorios.
En palabras de AEGE, “se necesita una política energética pensada para competir en Europa, no para sobrevivir en desventaja.”