El mercado europeo del gas natural ha iniciado 2025 con una fuerte volatilidad, marcando precios que no se veían desde hace dos años. Este escenario supone un reto significativo para la competitividad de la industria y el coste de vida de los ciudadanos, en un contexto donde la incertidumbre sigue siendo la norma.
Factores que impulsan la volatilidad
El precio de referencia del gas en Europa, el TTF, ronda los 47 euros/MWh, duplicando los niveles previos a la crisis de 2022. Entre las razones principales de esta situación destacan:
- Disrupción en el suministro: Desde enero de 2025, el tránsito de gas ruso a través de Ucrania ha quedado interrumpido, reduciendo las opciones de abastecimiento.
- Condiciones meteorológicas adversas: Tras dos inviernos suaves, el retorno a temperaturas normales ha incrementado el consumo de gas.
- Déficit de energía renovable: Fenómenos como la «Dunkelflaute» han obligado a un mayor uso de gas en la generación eléctrica, con un incremento del 80% en el consumo respecto a 2023.
- Almacenamiento insuficiente: Las reservas de gas en la UE se encuentran un 36% por debajo del año pasado, lo que genera presión alcista sobre los precios.
Impacto en la economía y en los consumidores
El alza en los precios del gas ha repercutido en distintos sectores, generando:
- Aumento en el precio de la electricidad y los alimentos, afectando directamente el poder adquisitivo de los hogares.
- Pérdida de competitividad industrial, con costes energéticos hasta cinco veces mayores que en Estados Unidos y un 30% por encima de China.
- Reducción de la producción en industrias intensivas en energía, con cierres de plantas en varios países europeos.
Los gobiernos han implementado medidas para mitigar estos efectos, incluyendo subsidios al consumo, almacenamiento estratégico de gas y compras conjuntas, aunque la volatilidad del mercado sigue desafiando la estabilidad económica.
Perspectivas y estrategias para el futuro
Se prevé que el mercado del gas continúe tensionado hasta 2026, cuando nuevas infraestructuras de GNL en Estados Unidos y Qatar comiencen a operar y aumenten la oferta global en un 50% para 2030. Sin embargo, Europa necesita estrategias a corto plazo para mitigar el impacto actual, entre ellas:
- Mejoras en eficiencia energética, incentivando tecnologías de menor consumo.
- Diversificación de suministros, fortaleciendo acuerdos con proveedores fuera de Rusia.
- Refuerzo del almacenamiento y contratos a largo plazo, garantizando mayor estabilidad en los precios.
En un entorno geopolítico incierto, la gestión eficaz de la crisis del gas será clave para proteger la economía europea y mantener su competitividad en el escenario global.
Fuente: IEA