Un respaldo ajustado en Bruselas
La Eurocámara ha dado luz verde este jueves a prorrogar hasta 2026 el marco temporal que obliga a los países de la Unión Europea a mantener reservas estratégicas de gas. El texto, aprobado con 425 votos a favor, 64 en contra y 100 abstenciones, responde a una necesidad clara: preservar la seguridad energética frente a posibles disrupciones, especialmente en un contexto de inestabilidad geopolítica y dependencia energética.
Sin embargo, el respaldo viene acompañado de un ajuste significativo: el nivel mínimo de almacenamiento pasa del 90% al 83% para cada invierno, un descenso que busca flexibilizar la normativa sin debilitar su eficacia.
Reducción del objetivo: ¿alivio o riesgo?
La medida de rebajar el objetivo de almacenamiento ha generado debate entre eurodiputados. Para sus defensores, como el ponente socialista español Nicolás González Casares, se trata de una decisión realista y adaptada a las capacidades nacionales. Además, subrayan que el nuevo umbral sigue siendo suficiente para afrontar la temporada invernal sin comprometer el suministro.
Por otro lado, algunas voces advierten que una menor exigencia podría dejar a ciertos países expuestos a tensiones en el mercado energético, especialmente si se repiten condiciones climáticas extremas o interrupciones de suministro como las vividas en años anteriores.
Continuidad hasta 2026: una decisión estratégica
La extensión del reglamento vigente se justifica, según el Parlamento Europeo, por la necesidad de mantener mecanismos de prevención en un escenario energético aún incierto. Aunque las reservas actuales han resistido mejor de lo esperado, la diversificación de proveedores y la mejora en infraestructuras aún no garantizan total independencia energética.
Esta prórroga hasta 2026 también permite ganar tiempo para definir una legislación más estructural y permanente en materia de almacenamiento de gas, que será clave en la transición energética europea.
Próximos pasos: el Consejo tiene la palabra
Tras la aprobación en la Eurocámara, la última palabra la tendrá el Consejo de la UE, que debe ratificar la prórroga para que entre en vigor oficialmente. De recibir el visto bueno, los Estados miembros deberán adaptar sus estrategias nacionales para cumplir con el nuevo umbral del 83% antes de cada invierno.
Hasta entonces, la decisión representa un delicado equilibrio entre previsión y flexibilidad. El almacenamiento de gas se mantiene como una herramienta clave para la estabilidad energética del continente, aunque con un margen de maniobra más amplio para los Estados.